dimecres, 21 de gener del 2009

FELICITACIÓ AL FMLN DEL SALVADOR

Aun por confirmarse los resultados electorales definitivos, puede afirmarse que el FMLN de El Salvador ha obtenido la victoria en las elecciones legislativas y locales celebradas el pasado domingo 18 de enero, en la república de El Salvador.

Esquerra Unida i Alternativa de Catalunya quiere felicitar al pueblo salvadoreño por el éxito democrático que han supuesto estas elecciones, donde se han superado las anteriores cifras de participación del 50 % del electorado, así como la ausencia de incidentes importantes durante la jornada y a pesar de haberse detectado, en los días previos, inquietantes movimientos de transporte de personas a través de las fronteras de Honduras y Guatemala que hacían presagiar un intento de fraude en las votaciones.

El FMLN ha resultado el partido más votado con el 42’8 % de los votos, frente al derechista ARENA que obtiene el 38’4 % y a otras opciones menores. Estas cifras suponen un número de 37 de los 84 diputados electos y la posibilidad de formar mayorías de gobierno suficientes. También en las elecciones municipales el Frente ha obtenido un avance en sus resultados.

Con este marco electoral, El Salvador afronta las decisivas elecciones presidenciales de 15 de marzo y en las que el FMLN pueda alcanzar finalmente la victoria y que Mauricio Funes, candidato del FMLN, sea el próximo presidente del país.

Con nuestra mejor expresión de fraternidad y solidaridad, acompañamos a los compañeros y compañeras del FMLN en estas horas de triunfo, de lucha democrática en curso y de contribución al avance de la izquierda en América Latina y el mundo.


Felicidades, y dispongan de nosotros.


Jordi Miralles, Coordinador General de EUiA

Antoni Barbarà, Responsable de Internacional de EUiA

1 comentari:

Anònim ha dit...

Saludos Jefe mica informació ¡exclusiva!
Juan

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Juntos por un Cambio en Europa Plataforma del Partido de la Izquierda Europeo (PIE) para las elecciones al Parlamento Europeo de 2009

IZQUIERDA europea

Juntos por un Cambio en Europa

I. El siglo XXI necesita paz, democracia, justicia social y solidaridad
Las elecciones para el Parlamento Europeo de junio de 2009 son la oportunidad para empezar a construir los cimientos de una nueva Unión Europea (UE) y abrir una nueva perspectiva para Europa.
Nos enfrentamos a una crisis financiera, económica y social; una crisis de todo el sistema que continúa propagándose día a día. Esta crisis no sólo amplifica los problemas que el mundo está padeciendo en cuanto a la alimentación, la energía y el medio ambiente, sino que además profundiza la diferencia de género. De hecho, esta crisis afecta la vida de todos en Europa y en el mundo.
En toda Europa el schock es brutal. La crisis ha sido causada por la globalización neoliberal del capitalismo, llevada a cabo por las élites irresponsables que controlan la economía y la política. El precio de esta irresponsabilidad lo pagarán los pueblos. Sus actuaciones ponen en peligro la paz, la seguridad internacional y la co-existencia. El mundo ha sido arrastrado a esta crisis global por la política hegemónica de los Estados Unidos, en especial, por la Administración Bush.
La crisis demuestra una vez más el fracaso de la globalización neoliberal que, a una escala global, ha maximizado los beneficios de los principales actores de los mercados financieros sin ningún control estatal o intervención pública. Las políticas, los estados y la sociedad entera se subordinan a un mercado financiero sin control. El resultado es claro: falta de democracia y el final del Estado del Bienestar.
Las políticas de salarios bajos y trabajo precario, como consecuencia de las medidas deflacionarias aplicadas por los gobiernos de los países desarrollados, ha puesto en riego el sistema financiero y crediticio.
Los Gobiernos, las instituciones europeas y los organismos económicos mundiales, como el Banco Mundial, el FMI y la OMC, han impuesto la privatización y la desregulación. Como resultado de ello, la fundación neoliberal de los tratados de la UE se ha puesto en entredicho: la idea de una "economía de mercado abierta con libre competencia", la libre circulación de capitales sin control, la liberalización y la privatización de los servicios públicos y el estatus y la misión del Banco Central Europeo.
Esta crisis histórica, que golpea el corazón del capitalismo, nos reta a construir la resistencia de la gente y a abrir una perspectiva de cambio en Europa. El Partido de la Izquierda Europea cree que el único camino para salir de esta crisis es luchar por una Europa democrática y social: "La Europa de la gente, no de los bancos".
Ésta también es una crisis política. El "No" en Irlanda, Francia y Holanda al Tratado de Lisboa y a la Constitución Europea han demostrado que hay un creciente número de personas que en Europa están en desacuerdo con las políticas antidemocráticas y antisociales de la Unión Europea. Creen que la UE está muy distante y es una construcción incomprensible que no les concierne, que ignora sus esperanzas y su situación actual.
Reafirmamos nuestro "No" al Tratado de Lisboa. La expresión democrática de los pueblos tiene que ser respetada dentro de un nuevo proceso democrático, basado en una participación activa de la gente y de los Parlamentos nacionales y Europeos. La participación democrática y los poderes parlamentarios deben fortalecerse estableciendo normas sobre iniciativas populares, ampliando la co-decisión y las relaciones entre los parlamentos nacionales y el Parlamento europeo. Los ciudadanos de la UE deben discutir y debatir una alternativa al Tratado de Lisboa.
La UE interfiere en la vida cotidiana de la gente. 15 años después del Tratado de Maastricht, las orientaciones neoliberales prevalecen: las condiciones de vida y trabajo de la mayoría de la población europea han empeorado rápidamente: largas jornadas laborales, una vida laboral también alargada, salarios insuficientes, desempleo creciente y de larga duración, sobre todo para los jóvenes. Son una realidad escandalosa los miniempleos, el trabajo temporal y las interinidades no retribuidas. En todos sitios se reconvierten los servicios públicos para obtener beneficios. Todo ello acompañado de la presión psicológica y física, las enfermedades, el miedo, la pérdida de solidaridad así como la violencia contra los más débiles. La situación de los inmigrantes en la UE y la política migratoria de la UE reflejan todo ello de forma dramática. Por otro lado, los beneficios se han incrementado tremendamente. Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres.
En relación con los recientes sucesos en Europa, como el conflicto del Cáucaso, la situación en Kosovo, los tratados bilaterales con Estados Unidos sobre la instalación de bases militares en Europa del Este y la creciente carrera armamentística, hay que reclamar que la UE respete el derecho internacional y encuentre soluciones políticas para toda crisis.
La militarización de la política exterior de la UE ligada a la OTAN debe ser sustituida por una política alternativa bajo el concepto de una seguridad basada en la paz, el diálogo y la cooperación internacional.
Hay una gran cantidad de gente que está disgustada, frustrada y alejada de las políticas europeas y que se siente desamparada a la vista de esta evolución. Pero hay también mucha gente luchando por sus puestos de trabajo y por la seguridad social, por los servicios públicos y por el derecho a participar en el proceso de toma de decisiones. Luchan por sus derechos políticos, sociales e individuales, porque se respeten los derechos humanos para todos los que viven en la UE. La inmigración y el derecho de asilo se han convertido en una cuestión urgente en la lucha política. La gente desea más democracia, más igualdad, más justicia y el derecho de todo el mundo a vivir en dignidad y en solidaridad unos con otros.
Ahora más que nunca la UE está en una encrucijada:
• 0 la UE continúa con su actual política capitalista, que ahonda la crisis financiera, y las crisis de seguridad, alimentaria y energética,
• 0 la UE se encamina hacia un modelo de desarrollo sostenible y justicia social, de paz y cooperación mutua, de igualdad entre hombres y mujeres, de participación democrática y solidaridad, donde el antifascismo, antirracismo, las libertades civiles y los derechos humanos sean prácticas comunes.
Los ciudadanos de la UE han de decidir dónde quieren ir. La respuesta no puede ser ni la resignación ni la abstención. Ante esto nosotros decimos: hay alternativas. La política en cada país y en Europa debe y puede cambiar.
Los partidos de la Izquierda Europea exigimos que esta Europa sea una Europa de paz y civil, cuya economía sea sostenible y social, feminista y desarrollada sobre la base de la democracia y la solidaridad. Ello precisa una nueva sinergia entre las fuerzas sociales y políticas. Se requieren ideas, iniciativas y un gran esfuerzo de los protagonistas políticos y de las fuerzas democráticas, de los sindicatos, los movimientos sociales y de los representantes de la sociedad civil. Las alternativas son posibles, a través de una lucha común tanto en las calles como en los parlamentos.
Nos sumamos a la lucha del movimiento pacifista, del movimiento anti-globalización, de todos aquellos que se rebelan por la precariedad de la vida, las luchas de los trabajadores, de las mujeres y de los jóvenes.
Junto con los representantes de otros partidos socialistas, comunistas y de la Izquierda Verde Nórdica hemos cooperado de forma eficaz en la grupo GUE/NGL del Parlamento Europeo. El carácter plural del grupo ha enriquecido su poder creativo como oposición de izquierdas entre 2004 y 2008. Queremos seguir adelante con esta experiencia cuando se elija el nuevo Parlamento Europeo.
A la luz de la crisis actual, la Izquierda Europea está llamada a jugar un papel efectivo que dé lugar a una acción política común contra la hegemonía política y cultural de la derecha.
Las políticas neoliberales en la UE fueron posibles, entre otras razones, porque se ha dado una especie de Gran Coalición entre los partidos de las fuerzas conservadoras de Europa y los Socialistas europeos. Este consenso es una de las razones de la crisis política que existe en la manera en que funciona Europa y crea grandes contradicciones dentro de los partidos socialdemócratas.
El Partido de la Izquierda Europea compite con los conservadores y los liberales, los socialdemócratas y los partidos verdes en cada país y con sus correspondientes partidos europeos que se adhieren a la lógica de las políticas europeas actuales. El PIE se esfuerza para cambiar y recuperar el espacio político en Europa. El PIE confirma su lucha consecuente contra cualquier intento de ampliar la influencia de la extrema derecha y de los partidos populistas de derechas.
II. Superar la crisis: Las personas antes que los beneficios
Un cambio social y ecológico en Europa
La crisis demanda una respuesta coordinada a nivel internacional y europeo.
La Izquierda Europea defiende una política basada en el desarrollo social y económico y en la protección a la naturaleza, con el objetivo de lograr cohesión social y económica. Al contrario que la estrategia del Tratado de Lisboa, nosotros estamos por los valores de solidaridad y cooperación, pleno empleo y una relación racional con la naturaleza. Ello es posible sólo si cambiamos las normas presentes en el sistema financiero y económico internacional.

Es necesario refundar la Unión Europea sobre nuevos parámetros, capaces de centrarse en las personas y en los derechos antes que en los beneficios privados.
Ponemos el énfasis en que los trabajadores no deben pagar la crisis mientras los bancos y las finanzas se salvan. La lógica de los planes del G7 respecto a la Unión Europea privatiza los beneficios y socializa las pérdidas. De todas formas, incluso en la actual legislación se permiten gastos para un plan de inversión capaz de crear empleo sostenible y apoyar la restructuración ecológica de la economía.
En los temas financieros, la crisis hace evidente lo determinante que son los créditos. Los créditos deben redireccionarse hacia los sectores productivos de la economía y hacia lo colectivo, hacia las prioridades de empleo, sociales y ambientales, redireccionar el ciclo completo: desde las ciudades y regiones hasta el Sistema del Banco Central Europeo. Para hacer posible esta reorientación de los créditos y el dinero, nosotros defendemos el control público y social del sistema bancario y financiero. Defendemos los derechos de los trabajadores y de sus organizaciones, así como de los representantes municipales y locales a ejercer el control sobre los créditos y los subsidios.
Criticamos los objetivos y las actuales políticas del Banco Central Europeo (BCE), su absoluta independencia de cualquier forma de orientación política y la falta de transparencia en sus decisiones y actuaciones. Insistimos en la urgente necesidad de que su política monetaria responda a los objetivos de un nuevo crecimiento económico y de empleo y que éstos sean una prioridad respecto del control de la inflación.
Por lo tanto, el papel del Banco Central Europeo debe cambiar, en línea con los criterios de desarrollo social y del empleo así como de desarrollo ambiental, a través de un descenso selectivo de los intereses. El BCE debe someterse al control público y democrático, por lo que sus estatutos deben modificarse.
El Pacto de Estabilidad y Crecimiento debe ser reemplazado por un nuevo Pacto de Solidaridad que se centre en el crecimiento, en pleno empleo y en la protección social y ambiental.
Necesitamos tasar las transacciones financieras y abolir los paraísos fiscales. También es necesario introducir impuestos en el capital especulativo, con el objetivo de acumular recursos económicos para la creación de un Fondo Europeo. Los movimientos de capital, en particular los beneficios que no están directamente relacionados con la inversión y el comercio, deben ser sujetos a control e impuestos.
La Tasa Tobin puede ser una herramienta para financiar iniciativas industriales innovadoras en los sectores señalados por las agencias internacionales de la ONU y tener como objetivo la reducción de emisiones globales y aumentar el número de puestos de trabajo. Este Fondo europeo tendría que someterse a la guía y los programas del Parlamento europeo: una forma de "nuevo pacto verde" del propio Parlamento.
Los bienes comunes y los sectores económicos estratégicos, incluyendo el sistema de créditos y el sistema financiero, deben socializarse (nacionalizarse), puesto que existe la necesidad de reconstruir el sistema general de Bienestar a escala europea. La privatización de servicios públicos debe invertirse. Necesitamos elevar los salarios de los trabajadores. Necesitamos armonizar el sistema financiero europeo sobre la base del principio de impuestos progresivos.

En cuanto a los nuevos derechos de los trabajadores y los ciudadanos, deberían permitirles romper con el monopolio de la información y las decisiones que toman sólo los grandes actores del mercado y reivindicarlas para sí mismos, para conseguir un cambio real del poder político. La democracia debe empezar con la implicación de los ciudadanos y debe extenderse a todas las esferas de la vida social.
Deberían establecerse estándares europeos de desarrollo sostenible para prevenir la pobreza en lugar de los actuales de dumping social, salarial y medioambiental. Debido a que las normas presentes en el Tribunal Superior de Justicia Europeo constituyen un ataque frontal a la negociación colectiva y a las regulaciones laborales exigimos la necesidad de reforzar dicha negociación colectiva y los derechos de los trabajadores. Rechazamos la Directiva europea de la jornada laboral que permite la flexibilidad total y la individualización del trabajo. Estamos por una jornada máxima de 40 horas semanales. Todas las normas europeas y nacionales sobre la jornada laboral deben adecuarse a este principio. Luchamos por las 35 horas semanales a nivel europeo y defendemos las regulaciones nacionales que mejoran tal duración de la jornada. Exigimos un salario mínimo europeo que represente como mínimo el 60% de la media nacional y que no ponga en riesgo la negociación colectiva nacional.
Hay que garantizar una vida digna para todo el mundo, para ello el ingreso mínimo para los desempleados y la pensión mínima han de estar ligados al salario mínimo y ajustado automáticamente a la subida del IPC. Deben garantizarse las jubilaciones, flexibles según la edad, tomando en consideración las normas de los distintos países.
Exigimos reforzar el derecho de los inmigrantes a trabajar allá donde vivan dentro de la UE. Una ley de inmigración debería centrarse en los intereses de los inmigrantes y no en los intereses de las empresas que buscan trabajo barato y que fuerzan a millones de inmigrantes a trabajar en el mercado negro. Rechazamos toda regulación o directiva en la UE y en sus países miembros que imponga la expulsión. Lo que necesitamos es una regulación y un permiso de trabajo que les permita buscar empleo.
Rechazamos el concepto, incluido en la estrategia de Lisboa, de "flexiseguridad". Nuestras prioridades suponen avances en la lucha contra la pobreza, la marginación social, la precariedad, la conquista del pleno empleo con puestos de trabajo estables, incrementos salariales, pensiones y prestaciones sociales. Los impuestos han de aumentarse tanto sobre las ganancias como sobre el capital, permitiendo una redistribución desde la cúspide a la base.
La educación, el cuidado de la infancia y la adolescencia, la enfermedad, la tercera edad, la salud, el suministro de agua potable y el sistema de desagüe, el suministro energético, el transporte público, el servicio de correos, el deporte y la cultura no son mercancías sino servicios públicos que dependen de la responsabilidad estatal. Por ello no se les puede someter al principio de la competitividad del coste más bajo y el máximo beneficio. No queremos más privatizaciones de servicios públicos y de bienes comunes sino una "Re-municipalización" y reconversión en propiedad pública. Defendemos la existencia de fuertes empresas públicas y más inversión en educación, salud, transporte público, deporte y cultura.
Para nosotros las cuestiones sociales y las medioambientales están ligadas. La actual crisis financiera y económica no puede separar las amenazas del cambio climático de una reorientación de nuestras formas de producción y consumo. Estamos a favor de un desarrollo inmediato y consistente de un nuevo Tratado internacional siguiendo el 49 Informe del Panel Internacional sobre el Cambio Climático y que se cumpla en el plan de

acción de la UE para el periodo 2007-2009. Exigimos el total cumplimiento de todos los compromisos firmados y aceptados por la UE en todos los ámbitos del cambio climático y de las políticas energéticas. Los compromisos siguientes son los mínimos para el desarrollo de los acuerdos sobre el clima ya firmados:
• Reducir las emisiones globales un 30% para el 2020 y al menos un 80% para el 2050.
• Aumentar el uso de energías renovables al menos un 25% para el 2020.
• Reducir el consumo de energía primaria un 25% para el 2020 y aumentar la eficiencia energética en un 2% por año, incluyendo una limitación de consumo per cápita.
• La industria y los productores intensivos de energía deben tener obligaciones de eficiencia.
• El marco europeo de subsidios debe limitarse, por tanto, al sector de la energía eficiente y de las energías renovables.
Nos oponemos a la reducción del Protocolo de Kioto a un sistema de mercado de cuota de emisiones. Para que pueda llegar a buen término el Tratado de Kioto 2, es necesario tener una nueva estrategia que permita que la reducción de emisiones favorezca un desarrollo más justo. Es necesario un nuevo paradigma que esté basado en la cooperación en vez de la competencia, empezando por la transferencia de tecnología a los países en desarrollo, financiar tecnología limpias y políticas de ajuste al cambio climático.
El agua es un bien universal y su acceso ha de ser garantizado como un derecho humano.
La protección de la naturaleza y el desarrollo de fuentes renovables, la transformación de nuestros paisajes, así como la seguridad alimentaria son retos esenciales. Exigimos acuerdos máximos en estándares medioambientales dentro de la UE así como la garantía de contribuir a salvar la biodiversidad para las generaciones venideras (pasos concretos para la reducción de desechos, protección del agua, lucha contra la desertificación, etc.,) a incluir en las estrategias y políticas en los campos de la agricultura, energía y protección del clima.
Estamos por una profunda revisión de la Política Agraria Comunitaria (PAC) de la UE. Debe estar dirigida hacia el derecho de todos los pueblos del mundo a decidir sobre su política agrícola por sí mismos, en el entendimiento de un completo respeto al medio ambiente.
Nos oponemos a todo cambio en la PAC que amenace políticas públicas agrícolas. La agricultura ha de estar fuera de las negociaciones de la OMC. Nos oponemos a que la agricultura se convierta cada vez más en un campo de juego para los actores neoliberales y a las medidas liberalizadoras a escala mundial.
Apoyamos la exigencia de soberanía alimentaria, es decir, el derecho de los pueblos a decidir sobre su política agraria por ellos mismos respetando el medio ambiente. Ello significa dar prioridad a las producciones locales agrarias, a la calidad en la alimentación y el no someterse a los mercados mundiales. El acceso a la tierra, a las semillas, al agua y a los créditos se debe regular para llevar a cabo una verdadera reforma agraria en Europa y en otros continentes.
Demandamos una política de desarrollo rural integral: el desarrollo de la producción agrícola y las oportunidades de empleo deberían constituir el criterio central del desarrollo rural, con la aplicación de políticas basadas en el sector, apoyando la biodiversidad agrícola y el empleo rural, especialmente para jóvenes y mujeres. Los subsidios deberían darse bajo criterios económicos, sociales y ambientales y no bajo criterios de beneficio de los grandes productores en algunos sectores. Tenemos que empezar por reorientar la distribución del presupuesto de la PAC y hacerlo, en particular, hacia las necesidades de las zonas rurales, los pequeños productores y las zonas desfavorecidas y las zonas montañosas.
La Agricultura del siglo XXI tiene que cubrir un aspecto multifuncional: la protección del material multiplicativo de las plantas, garantizando el derecho de los granjeros a tener sus propias semillas, aplicando programas de desarrollo de la agricultura y la ganadería orgánicas y prohibiendo el uso de organismos modificados genéticamente (OMG) en la producción de alimentos, defendiendo y valorando la denominación de origen, incluso en los mercados no europeos.
III Una Europa de paz y cooperación
No debe producirse ninguna otra guerra sobre territorio europeo. No creemos que la guerra y la militarización sean instrumentos políticos y queremos una estrategia en la que se garantice la seguridad de todos.
El desarme y la reconversión de las industrias militares son tareas centrales. Estamos en contra del rearme que preconiza el Tratado de Lisboa, no sólo por la naturaleza letal y destructora de las armas sino además porque detrae recursos a la economía que deberían usarse para el desarrollo social y ecológico. La Agencia Europea de Defensa se debería reconvertir en una Agencia Europea del Desarme que estableciese un freno a la carrera armamentística, a la proliferación y posesión de armas de destrucción masiva, así como a la militarización del espacio exterior y los océanos sobre la base de acuerdos de desarme.
Los conflictos que emergen en el continente europeo, sobre todo tras el rechazo de los gobiernos a repensar la cooperación sobre bases iguales tras 1990, indican la necesidad de crear un nuevo sistema de seguridad colectiva en Europa. De una crisis regional a la guerra abierta, el conflicto del Cáucaso en agosto de 2008 se transformó en una crisis internacional que involucró a Estados Unidos y exigió a los pueblos de Europa y a la UE buscar una solución política. El peligro que tales crisis se extiendan a otras regiones de Europa permanece como cuestión de relevancia. Al mismo tiempo el despliegue de las fuerzas de la OTAN en Afganistán y las exigencias crecientes de Estados Unidos para aumentar la participación europea muestran el fracaso de la estrategia seguida por Bush. Muestra a la vez las contradicciones crecientes entre el interés europeo por la seguridad y la estrategia de expansión e intervención militar de la OTAN.
La Izquierda Europea reafirma su petición de disolución de la OTAN. Nos oponemos a la lógica militar de bloques, incluyendo los intentos de crear estructuras militares europeas.
Más que nunca la seguridad europea se debe basar en principios de paz y seguridad, desarme e imposibilidad estructural de asalto, en la solución política y civil de los conflictos a través de la OSCE, según la legislación internacional y una ONU reformada y democratizada. Tal sistema de cooperación europea debe garantizar la seguridad y el acceso incondicional a las fuentes de energía, respeto al medio ambiente, a los derechos humanos, etc.
Necesitamos dejar claro el negativo papel político, y no sólo militar, que juega la OTAN defendiendo los intereses de EE.UU. en Europa. Incluso después del fin de la confrontación de bloques Este-Oeste, la OTAN permaneció, e incluso se convirtió en una herramienta aún más funcional a la estrategia hegemónica de la administración de EE.UU. La ampliación de la OTAN a los países de Este sigue esta lógica.
Los acuerdos bilaterales de EE.UU. con varios países europeos, como es el caso de Italia con la base militar de EE.UU. en Vicenza, con Polonia y la República Checa con el despliegue del sistema de defensa de misiles de EE.UU y aquellos firmados con Bulgaria y Rumania para establecer nuevas bases, no sólo representan una amenaza para la soberanía europea, sino que crea el riesgo real de una nueva confrontación en Europa.
La retirada de las tropas de la OTAN y de la coalición occidental de Iraq y Afganistán es una condición necesaria. La comunidad internacional así como la UE han de apoyar al pueblo de Afganistán para encontrar una solución pacífica sobre bases no militares respetando el derecho internacional y los derechos humanos. Exigimos además la clausura de todas las bases de la OTAN y de Estados Unidos en Europa. Estamos contra la instalación de todo sistema de satélites, ya de Estados Unidos o Europeo, y apoyamos a los ciudadanos de la República Checa, Polonia, Bulgaria y Rumania que luchan contra ello. Rechazamos todo uso militar del sistema europeo Galileo.
Las políticas de desarrollo y comerciales de la UE deben acomodarse a los Objetivos del Milenio y alinearse con los principios de igualdad de todos los países. Los Acuerdos de Cooperación y Partenariado Europeos son un camino equivocado. La política comercial internacional de la UE ha de reconducirse de forma que dé respuestas adecuadas para resolver los problemas sociales y ecológicos globales. La lucha contra la creciente pobreza global y la injusticia tiene que centrarse en el desarrollo de la cooperación y debe frenar el mal uso que se le da hoy a la cooperación al desarrollo que perpetua las relaciones coloniales, apoya la exportación industrial de empresas europeas de forma unilateral o sirve de instrumento geopolítico. Estamos por la prohibición de transformar alimentos en fuel. Estamos por la extinción de la deuda externa de los países pobres y por la revisión de los Programas de Ajuste Estructural del BM y del FMI.
Apoyamos un mayor desarrollo de la Cooperación Mediterránea. Es una cuestión clave para conseguir la paz y seguridad en Oriente Próximo. Hace falta la participación activa de todas las fuerzas políticas y sociales de los países involucrados. Un proceso democrático y transparente para iniciar una relación entre los países del Norte y Sur del Mediterráneo. Este es el único camino para evitar que el ambicioso proyecto político que es la Unión Mediterránea se convierta en una estructura política de desigualdad.
Una paz duradera y estable en el Mediterráneo es imposible sin resolver el conflicto en el Oriente Medio. La precondición esencial para ello es reconocer y hacer efectivo el derecho del pueblo palestino a tener un Estado Independiente y viable al lado del Estado de Israel, en condiciones de igualdad de derechos y en pacífica convivencia de vecindad. El PIE hará todo lo posible para exigir y presionar a la UE y a sus países miembros a actuar firmemente en esta dirección. Europa necesita emanciparse de el plan del "Gran Oriente Medio" de EE.UU. y comprometerse activamente con el fin de la ocupación militar de los territorios palestinos, con el derribo del "Muro" (de acuerdo con la recomendación de la Corte Internacional de Justicia) y con el estricto cumplimiento de de las Resoluciones de la ONU. La UE debe dar más pasos políticos para demandar el apoyo de los países árabes de la región y estimular el crecimiento de la sociedad civil para trabajar en una resolución política de los conflictos. La Izquierda Europea rechaza la política de confrontación hacia
Irán — en particular en lo que se refiere al conflicto del uso de la energía nuclear- y demanda unas negociaciones estrictamente políticas. El PIE expresa su solidaridad con las fuerzas políticas y sociales que luchan por la implementación con garantías de los Derechos Humanos en Irán.
La Izquierda Europea vuelve a poner de manifiesto su compromiso con un proceso de seguridad y cooperación de todos los estados del Mediterráneo y el Oriente Medio, incluyendo el derecho del pueblo Saharaui a la autodeterminación, sobre las bases de las resoluciones 1754 y 1783 de las Naciones Unidas.
Turquía debe respetar de manera vinculante los derechos humanos y políticos en su país, incluyendo los derechos de las minorías. Debe llevar a cobo reformas legales y sociales para crear un camino pacífico y democrático para todos los ciudadanos kurdos en Turquía. Esto contribuirá a mejorar la situación política para el pueblo kurdo en otros países de Oriente Medio.
El paso significativo dado al problema de Chipre y el cambio de clima tras la elección de Dimitris Christofias como Presidente de la República abre esperanzas en relación con la reunificación de la isla. La puesta en marcha de negociaciones entre los líderes de las dos comunidades bajo los auspicios de la ONU debería abocar a una solución federal bi-zonal, bi-comunal, sobre la base de los Acuerdos de Alto Nivel de la ONU, la legislación internacional y las leyes europeas.
La Izquierda Europea favorece la creación de todas las condiciones políticas y económicas para una coexistencia pacífica entre los pueblos y Estados europeos. Europa necesita un espacio económico y social que no excluya a ningún país europeo y que esté basada en un sistema bi y multilateral de acuerdos. La Izquierda Europea está a favor de la ampliación de la UE y por una estructura paneuropea estable que supere las divisiones económicas y sociales existentes. Para ello, el PIE apoya en especial la preservación de la gobernanza democrática, la garantía de derechos humanos para todos, el respeto y la protección de las minorías y el estado de derecho como condiciones previas importantes para negociar con países que quieren formar parte de la Unión Europea. La UE debe estar preparada política y económicamente para dar pasos a la ampliación.
La Izquierda Europea exige una aplicación de la política de vecindad de la UE sobre la base de igualdad. En particular en relación con la Comunidad de Estados Independientes CEI y los países de los Balcanes.
Una Europa democrática e igualitaria.
La reconstrucción democrática de Europa sigue siendo una tarea urgente hoy.
Toda persona que vive en la UE tiene que tener el derecho a participar en la construcción de la misma y en la definición de su futuro, haya o no nacido en ella. La UE debe abrirse a la participación democrática de toda la sociedad puesto que si no, no hay futuro para ella.
Estamos por un fortalecimiento de las libertades individuales y los derechos así como por políticas sociales y derechos para todos los que viven en la UE. La Carta de Derechos Fundamentales debe convertirse en marco legal obligatorio, y debe desarrollarse y mejorar más aún. La UE debe adherirse a la Carta Europea de Derechos Humanos. La Izquierda Europea está a favor de garantizar plenos derechos para las mujeres y hombres en todos los aspectos de la vida. Luchamos por una regulación europea que garantice el
derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, a la libre concepción y el aborto libre dentro del sistema público de salud. Promovemos regulaciones europeas que criminalicen toda violencia de género y que dote de recursos materiales y humanos para atender a todas las víctimas de violencia de género.
La UE ha de promover y proteger los derechos de las personas ahora discriminadas por razón de raza, orientación sexual, identidad de género, religión, ideología, discapacidad o edad. Exigimos respeto a los derechos de las minorías y una acción persistente contra el racismo, la xenofobia, el ultranacionalismo, el chauvinismo, fascismo, anticomunismo, homofobia o cualquier otra forma de discriminación. Estamos a favor de una Europa secular en el sentido de que todas las políticas del estado han de ser seculares.
La Europa que queremos necesita una democratización en la economía. Las coaliciones, los derechos de huelga, la codeterminación se deben aplicar atravesando las fronteras. Rechazamos la subordinación de los componentes sociales y los sindicatos a los estándares del mercado tal como lo sostiene el Tribunal Superior de Justicia Europeo. Al contrario, los derechos y las oportunidades de los trabajadores para participar en la toma de decisiones, en cuanto a inversiones o regulaciones en las producción, se debe ampliar y fijar por ley.
El PIE está por una política cultural basada en el diálogo intercultural y en la educación. Estamos contra la liberalización de los servicios culturales. Queremos que el diálogo entre culturas se convierta en una política de paz en cada sitio y en el ámbito europeo. Apoyamos la Convención de la UNESCO a favor de la Promoción y Protección de las expresiones de diversidad cultural, en la que la diversidad de las culturas regionales se convierta en aplicable por leyes internacionales.
También exigimos una política de medios de comunicación transparente. Las fuentes del poder económico, su productividad, su hegemonía cultural así como el poder militar dependen cada vez más de la producción, almacenamiento y conversión de la información y el conocimiento. Por ello, el acceso a la sociedad a la comunicación e información y su adquisición son cuestiones esenciales de participación democrática en el ámbito nacional y europeo. Más aún, la democratización de la producción, el tratamiento y la apropiación de la información y el conocimiento es un reto inevitable del capitalismo digital. Estamos por estructuras democráticas de medios de comunicación públicos, con acceso fácil y barato a nuevos medios como internet, códigos libres y programas, sin el uso alegal de los datos personales y las redes sociales.
Es necesario revertir el Proceso de Bolonia y la subordinación de la escuela, la universidad y la investigación a los intereses privados de la industria y al mercado libre. La educación es un derecho humano. Apoyamos todos los movimientos de estudiantes, padres y profesores en Europa que se oponen a las reformas de Bolonia y defienden, en cualquier país, una educación pública y libre.
La educación pública europea necesita tener sus raíces en los principios y valores que definen los rasgos esenciales de la cultura europea. La escuela debe ser, en todos los estados, un lugar de encuentro y libre confrontación entre las culturas que coexisten en una sociedad cada vez más multicultural y multireligiosa, como una premisa necesaria del auténtico desarrollo de una educación en paz y en igualdad de género. Al mismo tiempo, las universidades necesitan estar en condiciones de desarrollar su papel esencial en la formación cultural y científica, desligada de la lógica del mercado.

Con el fin de exigir un espacio político para todos que vivimos en Europea, el Parlamento Europeo ha de tener capacidad de iniciativa legislativa. La participación directa en el proceso de decisión europeo incluyendo los referenda en la UE y en cada país, debe ser posible. Las instituciones de la UE (Consejo, Comisión y Parlamento) deben abrirse a la participación de la sociedad civil, que debería tener capacidad para controlar las decisiones.
Las amplias medidas antiterroristas de la UE se deben abandonar. Queremos la abolición de la lista de "Organizaciones terroristas" de la UE, que limitan nuestra libertad.
Queremos una Europa cosmopolita abierta a la inmigración. Contra la Europa fortaleza que repele a los seres humanos que tienen necesidades. Debe haber una política común migratoria y de asilo de acuerdo con la Convención de Ginebra. Todos aquellos que huyen de las persecuciones (políticas, ideológicas, religiosas o sexuales) deben encontrar refugio en Europa. Pedimos el reconocimiento del derecho a la protección y asilo cuando se da discriminación sexual, así como cuando la persecución es por pertenecer a organizaciones no-gubernamentales y hacemos un llamamiento específico a la protección de los niños refugiados. Por ello rechazamos el sistema FRONTEX de control de fronteras y pedimos acabar con todos los planes destinados a llevar adelante la Directiva del "Retorno". Las prisiones de detención deben acabarse.
Nos oponemos a la "represión preventiva" y a los "archivos preventivos de datos personales" (Tratado Prym), que crean sospechosos y otorgan a las fuerzas policiales y judiciales, a las empresas de seguridad privadas e incluso a los servicios secretos, el derecho a usar datos personales a través de la más grande base de datos creada, bajo el pretexto de la defensa de las seguridad pública.
Nosotros, los Partidos de Izquierdas, haremos campaña juntos y en cada uno de nuestros países por estos objetivos en las elecciones de 2009 para el Parlamento Europeo. Queremos una izquierda parlamentaria fuerte con un grupo capaz de cambiar Europa.
Cada voto por un candidato de la Izquierda Europea es un voto por una Europa de la paz, social, ecológica, democrática y feminista, para vivir en solidaridad.

Aprovecha tu oportunidad, cambia Europa ahora